Manuel Carrasco camina con un paso tranquilo y confiado, camiseta negra y un inconfundible pendiente flamenco en la oreja. Respira serenidad. Acaba de finiquitar temporada televisiva en 'La Voz Kids', donde el pequeño José María, su apadrinado en el 'talent' musical, ha resultado triunfador.
Y ahora trae bajo el brazo su octavo disco -sexto trabajo de estudio- y el primero que publica tras cerrar etapa en 2013 con 'Confieso que he sentido', un recopilatorio con el que celebraba su primera década sobre el escenario.
Lo ha titulado 'Bailar el viento' y está grabado a caballo entre las ciudades de Madrid y Nueva York, con la ayuda en producción de Pablo Cebrián y Michael Bauer como mezclador, el ganador de varios premios Grammy. De esa colaboración ha surgido un disco «más moderno, más luminoso, con más fuerza, más historias, mucha vida y emoción», desgrana el cantante y compositor onubense.
Este nuevo álbum le ha servido de espejo para reflejar lo aprendido en estos años pasados y «poner las cosas en su sitio» porque, explica, «a veces nos autoexigimos mucho y fluimos poco, por eso es necesario hacer un poco de autocrítica, liberarnos y dejarnos llevar por lo que realmente somos».
El resultado es el disco más personal de este onubense de Isla Cristina, que ha aprendido a autoexigirse más y a delegar menos para poder tomar las riendas de su carrera artística.
«Cuando maduras evolucionas, pierdes el miedo y arriesgas más. Ahora soy más consciente de dónde piso y no quiero equivocarme, pero también quiero que lo que la gente escuche sea de verdad, la esencia bien exprimida de todo lo que he vivido. Te das cuenta de que la verdad más grande la tienes tú mismo y tiene que ver con los años, la experiencia y también con la responsabilidad», analiza Carrasco.
Alumbrado profesionalmente en la segunda edición del programa Operación Triunfo, es uno de los pocos supervivientes de aquella ola de popularidad que, una vez bajada la marea, conserva una carrera afianzada y un inconfudible estilo personal. Ha sabido mantenerse y seguir creciendo en el complicado y exigente mundo de la música.
También ha superado la «criba importante» a la que obligó la crisis endémica del sector, una época de incertidumbre en la que, para su sorpresa, admite que le fue mejor «cuanto peor iba la cosa».
Ahora incluye en sus discos la huella que la crisis ha dejado en la sociedad. «A este país le falta alegría, porque han faltado muchas de las cosas necesarias», señala Carrasco, que cree necesario «un cambio».
«Tiene que haber nuevas ideas para cosas que son importantes y necesarias en este país», explica el cantante, que destaca los «valores» y la «humildad» que transmiten caras nuevas en política como la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.
«Son un ejemplo para la clase política y para que nosotros nos sintamos representados, aunque hablo de las maneras, luego ya las ideas son otra cosa».
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