Una vez más, la magia recorrió la Plaza de San Francisco cuando Marce González comenzó a cantar la Salve a nuestro Simpecado y una gran variedad de sevillanas, compuestas por él mismo, dedicadas a los momentos que él mismo vive y a cómo camina Isla Cristina hasta llegar a los pies de la Blanca Paloma.
Y es que a Marce se le divide el corazón cuando habla de sus hermandades de Ayamonte y de Isla Cristina, sus dos amores como él indica en muchas ocasiones. Por eso no podía faltar, aunque fuera en plena fiestas de Las Angustias. Él nunca puede faltar a su cita, cada año, de cantarle a su Simpecado en la Casa Hermandad, con el mismo sentimiento con que lo hace en las noches de camino de la Hermandad de Isla Cristina, con ese respeto que le tiene cuando llega ese momento y que le hace temblar de una manera llamativa.
Es un verdadero placer escuchar siempre a este ayamontino de nacimiento pero con un corazón tan grande que hace que sea muy querido en la Hermandad de Isla Cristina y por todos sus hermanos.
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