Si hay algo que usan mucho los políticos en campaña son los mítines. Un mitin es una reunión de ovejas del corral del partido que toque en el que uno de los políticos se sube a un estrado suelta cuatro cosas que sus acólitos quieren oir y aplauden con banderolas y merchandising de partido a cualquier cosa que les suelten. Uno podría creer que los mítines sirven para convencer a los votantes, pero en realidad no tiene nada de eso, los que van a allí ya están más que convencidos. O les han dado un buen bocata.
Y es que, ¿de dónde sale toda esa gente que va a esos magníficos mítines? Pues del asilo de ancianos, y del Imserso. Cuando llega la época de campañas los geniales discursos de nuestros políticos atraen a masas ingentes de abueletes que no tienen otra cosa que hacer en el día.
Además, los alimentan. ¿Que hay que agitar banderolas? Se agitan. Total, era eso o ver el programa de Ana Rosa Quintana, y oye, hasta para eso hay clases. Yo creo que son las mismas personas que van a los mítines de unos partidos y otros. Y hasta se convierten en hooligans. No se sabe por qué, cuando llega la vejez, se les permite portar armas a las personas mayores. Sí, armas. Van con su bastón y pobre del que diga lo contrario. “Fe cagoontuf fueelaa faldito rojoooo” “¡Ferá facha afqueroso el fiejo de lof cojonefff!” Las batallitas de la Guerra Civil, tan entrañaaaables.
Pero no sólo de asilos se nutren los mítines, también hay jóvenes. En concreto los jóvenes de las juventudes del partido. Esos chavales a los que los partidos importantes les encargan las campañas más caústicas o más brutas para luego poder echarle las culpas a la juventud. “Aayy, estos jóvenes como son, tan idealistas”. Tan idealistas que repiten como loros lo que dicen los mayores. ¡Qué jóvenes tan comprometidos! Suelen verse rápidamente cuando enfocan al candidato o señor que esté dando la charla y aburriendo a las ovejas-
Sí, son esos chicos que están detrás sonrientes y en el que siempre aparece un hombre, una mujer y alguien de otro color de piel para demostrar que son multiculturales. “Señór Rajoy, que desde que recorto la sanidad para emigrantes no hay ningún negro que quiera ponerse en primera fila detrás suyo” “Pues… ¡Pon a Esperanza! Y píntala un poco más, no se notará mucho la diferencia, con la de pote que lleva…” Esto pasó un día, seguro.
A todo esto, ¿qué dicen los políticos de especial en los mítines? Pues no se sabe. Si se conecta en directo hay un tío con una mano preparada a cuando le dicen los de la tele: “Entramos en Antena”. Levanta la mano en señal de aviso y Pedro Sanchez que llevaba tres horas soltando tonterías, empieza a hacer promesas: “¡Y prometo que el que no tenga dinero, ya le invito yo al café de mi propio bolsillo!” Y todos oeee, y la música de fondo del partido. Noniii, no ninononiiinooo. Con Rajoy igual, conectan en directo y nunca enfocan a los que están en primera fila. Llevan chubasquero y paraguas todos. “Yo osh promeshto que shi gano que no me lo creo ni sho ¡tendreish todosh hilillosh de plashtilina en el colegio!”. Y he visto monzones más suaves que eso.
Cuando conectan en directo con un mitin de Podemos… Emm. Un momento. ¿Conectan alguna vez con Podemos? Si no conectan en directo lo que ponen en la tele son videos preparados por los propios partidos. Sí, sí. Los periodistas ni se matan en ir. ¿Hacer periodismo? Pa’ qué. Si ya los partidos montan videos la mar de bonitos, con los mejores enfoques del candidato, en sus mejores frases y todo con un lacito bien editadito preparado para emitir. La independencia periodística en estado puro señores.
Para acabar, una pregunta retórica. Si los políticos llevan micro y treinta mil altavoces, ¿por qué leches gritan tanto en los mítines? ¿Para que se despierten los abueletes de la última fila?
Dudas que tiene uno.
Goyo Gonzalez
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