Cuando la Hermandad del Rocío, después de su Misa de Romeros el lunes por la mañana, comienza su Camino hacia la Aldea de El Rocío cada año, son muchos los momentos importantes que a lo largo del mismo se van dando, independientemente del mágico momento que cada uno de los romeros sienta a lo largo de su recorrido.
Pero cuando ya se ha pasado la emoción de la llegada del Simpecado al Arroyo de la Rocina y todos los peregrinos bajan de los carros para hacer la entrada en la Aldea "pegaditos" a la Carreta, en el barrio "La Gallina", allí está La Casa La Picarona. Hombres y mujeres de nuestra Hermandad. Hombres y mujeres de Ayamonte e Isla Cristina que reciben al Simpecado de sus amores con aplausos, con cantes, con lágrimas de emoción, con alegría..., en definitiva, con la pleitesía que un hermano recibe al Simpecado de sus amores.
Pues así es la Casa La Picarona y así, unidos como siempre, se presentaron a las puertas de la Casa Hermandad el pasado sábado día 29, para cantar la Salve a ese Simpecado de sus amores. Y con la emoción a flor de piel cantaron la Salve de la Hermandad y un gran número de oraciones cantadas que tanto Beatríz Morón Muriel como Marce González bordaron por ser ambos grandes transmisores de los sentimientos que envuelven la vida de un rociero. Y estos jóvenes, van sembrando su semillita en esos niños y niñas que cada vez hacen más grande a La Picarona.
Se cierra con ellos las Salves de los sábados y no podía tener mejor colofón un verano lleno de grandes momentos vividos a las puertas de la Casa Hermandad que con la magia que a raudales nos hicieron sentir, VIVIR LA PICARONA.
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