En declaraciones a Efe, Romero y su mujer, Carmen Guerrero, han explicado que hace ya mas de cinco años que están solicitando una casa de protección oficial a la Junta de Andalucía sin respuesta positiva.
Desde la administración autonómica, han indicado, se les plantea la posibilidad de realizar «una permuta» algo que es inviable puesto que no tienen en propiedad una vivienda para hacerla efectiva.
Ante la certeza de que «existen viviendas vacías» esta familia reclama lo que considera «justo», máxime cuando el próximo 31 de marzo se les termina el contrato de alquiler de la vivienda en la que han residido los últimos seis meses.
Según explica la madre, se trata de la residencia de verano de una familia de Sevilla que les puso como condición que sólo podían estar allí hasta esa fecha.
La situación se agrava por las propias circunstancias familiares, ya que Jesús y Carmen tienen a Elías, un niño con un 90 % de discapacidad por parálisis cerebral que se alimenta por botón gástrico y su hermano, un bebé de 10 meses.
«Nuestros niños, inocentes, se quedan en la calle porque a la Junta de Andalucía se le antoja, ya que nosotros lo que reclamamos en una vivienda social por la que poder pagar un alquiler acorde a nuestras posibilidades», ha indicado.
Posibilidades que no son muy amplias pues Carmen no trabaja, al tener que estar dedicada a Elías, y Jesús cuenta con un trabajo a media jornada por el que en estos momentos no está cobrando ya que hay retrasos en los pagos por parte de la empresa.
«Estamos desesperados, desde la Agencia Andaluza de la Vivienda se nos ha dicho que se estudiará el caso pero eso no nos vale», ha señalado Carmen, que ha añadido: «se nos acaba el tiempo».
Por ello, Jesús ha tomado la determinación de iniciar esa huelga de hambre, con carácter indefinido, al objeto de lograr esa vivienda que le permita dar «un techo digno» a sus hijos.
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