Acabo de leer en una revista que un anestesista ha sido despedido por mandar foto de su miembro mientras operaba.
Hay profesiones a las que es mejor no ser un salido para poder practicarlas correctamente. Como por ejemplo ser ginecólogo o anestesista. Continuamente vas a ver gente en pelotas, así que mejor tener las hormonas tranquilas y relajadas. No es el caso del Doctor Zilberstein, más conocido como Cimbelstein, que se dedicaba a mandar fotos y mensajes sexuales en horas de trabajo. Que digo en horas de trabajo, ¡en plena faena!
No sabemos exactamente las frases, pero es muy probable que fueran del estilo: “Mira qué bisturí más gordo tengo para hacer incisiones” o “Te estás haciendo la dormida, pero yo sé que quieres tema”. Hay algunos cuyo método de ligar es emborracharlas y este prefería el propofol.
El caso es que tenía una amiguita que fue una paciente con la que continuadamente se enviaba mensajes de índole sexual y no podía desconectar ni en horas de trabajo. Le enviaba fotos de su pirula matutino estuviera haciendo lo que estuviera haciendo, incluídas operaciones pediátricas o colocando epidurales. Su Whatsapp echaba humo igual que su bata blanca.
Para colmo, invitaba a la muchacha a zonas reservadas del hospital donde poner en práctica sus mensajes y echar ..... sobre las camillas con el riesgo que eso conlleva para la salud. Que eso tiene ruedas y se mueve e igual acabas de culo en el suelo. Y no solo eso, también recetaba medicinas estupefacientes no autorizadas para el uso y disfrute de quien quisiera. Una joya, vamos.
Al final lo han pillado y lo han suspendido de empleo y sueldo hasta que no se rehabilite. Lo han mandado a misa durante una temporada y a ver continuamente vídeos porno de Carmen de Mairena para que se le quiten las ganas de tener sexo de por vida.
Miles de pacientes al oir la noticia han ido a pedir enjuagues bucales de lejía, por si acaso.
Os seguire informando. O no, seguramente no.
Goyo Gonzalez
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