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domingo, 26 de julio de 2015

Las Cosas de Goyo: Los Balones de Nivea

Recupero la memoria de la serie de objetos míticos de nuestra infancia para hablaros del balón de Nivea, no es por hacerles publicidad gratuita, pero estas pelotas marcaron la infancia de muchos chavales de las costas de toda España. Supongo, por lo menos en mi pueblo caían balones, eso está claro.

Era impresionante, de repente, en mitad de una mañana soleada en pleno agosto. Los cuerpos tostándose al Sol cuales pollos asados, vuelta y vuelta, y un pequeño avión, o helicóptero, o pájaro, o Superman; aparecía de repente en el cielo lanzando balones al agua como el que saca churros. A boleo. No eran balones normales, no. Eran balones de Nivea, esos balones que no los cogías, sino que los abrazabas.

El caso es que no caían en la playa, no. Caían en el mar. Y bien lejos, que algunas veces caían en la boya, y dices, ahí va a ir tu padre mamón. Pero siempre había alguien que iba, era el típico que se tiraba al agua y nadaba. Hasta el infinito, que te preguntas, ¿donde irá? Pues a buscar un balón Nivea, David Meca empezó así. Eso cuando no había peleas entre padres heroícos que querían sacar una pelota para sus hijos. Son los mismos padres que se pelean por un caramelo en la cabalgata de Reyes, y los mismos que si pegan a su hijo en el colegio van a pegar al padre del niño agresor. Pues esos. Menudas luchas por un balón con el que se podía jugar a… Se podía jugar a…

¿Se podía jugar a algo con los balones de Nivea? Es decir, aparte de abrazarlo y tirárselo a otra persona a la cara y darle con el pitorro en el ojo. Que por cierto, ya es difícil con lo grande que es la bola, que te dé con el pitorro, pero bueno, pasar pasa en las mejores familias. Aparte de eso, ¿eran útiles para algo? Porque jugar a fútbol va a ser que no, necesitarías una portería increíblemente grande, que la playa da, pero vamos, con lo que vuela la pelota… A basket menos, a ver como metes eso en la canasta. ¿Y a golf? Pues imaginaros por un momento a Tiger Woods jugando con una pelota de Nivea, cómico sería un rato, pero no metería la bola ni desinflándola.

Eso sí, la pelota de Nivea servía sobre todo para ir pasándola de mano en mano por toda la playa, y a ver donde llegaba. Al final acababa sus días con algún gracioso que la pinchaba con un granito de arena, o lo que fuese. Pobre pelota Nivea. Quien tuviera una ahora.

Goyo Gonzalez           

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